viernes, 22 de diciembre de 2017

Béjar

La sierra de Béjar, prolongación del Sistema Central, se alza majestuosa al sureste de la provincia de Salamanca para custodiar sus límites al sur cacereño y al este abulense, prestándose de mil amores a la escalada, el montañismo y al esquí.

Béjar, depositaria de una rancia tradición textil desde el siglo XIII gracias a la excelente lana de sus ovejas merinas, se erige como cabeza de la comarca con cerca de 18.000 habitantes, compaginando su dinámica industria con sus atractivos turísticos. El partido judicial tiene 1.245,1 k², alrededor de 40.401 habitantes y 62 municipios.



El caserío se encuentra recostado escalonadamente sobre la cima y la falda meridional de una loma, mientras a sus pies corre el río Cuerpo de Hombre, tomado por fábricas de hilados y tejidos. 
Como historia se sabe que los "vetones", pueblo indoeuropeo dedicado especialmente al pastoreo, ya se asentaron sobre el cerro escarpado.
Los restos de la llamada Vía de la Plata que unía Mérida con Astorga, atestiguan el paso de los romanos, aunque su categoría de plaza fuerte llega con los árabes. 



Éstos construyeron una alcazaba sobre la que hoy se alza el Palacio Ducal y rodearon la villa con doble muralla, que aún pervive en la parte occidental, allá por el siglo XI.



Según recuerda la tradición, la conquista de Béjar se produjo por sorpresa... Desde los montes llegaron los cristianos cubiertos con musgo y pieles de animales y vencieron al infiel.
En recuerdo de aquella hazaña, los bejaranos celebran la fiesta del Musgo en el mes de junio con una colorista procesión.



En 1.212 Alfonso VII dota a la villa de fuero y Sancho IV deslinda sus términos en 1291.
Alfonso de la Cerda se hace con el señorío de Béjar y Piedrahita a cambio de su renuncia al trono en 1304, aunque Fernando IV la incorporaría de nuevo a la corona. A principios del siglo XV, Enrique III se la dona a su mayordomo Diego López de Zúñiga, y desde entonces quedará vinculada a este poderoso linaje de duques hasta el siglo XIX.


En la misma entrada de la villa nos recibe el Bosque, un parque italiano-renacentista creado por el duque de turno en 1.567 en su residencia de verano; Jardín Artístico desde 1.947, encierra tupidas arboledas, paseos ajardinados, un palacete, fuentes y un bello estanque. El parque municipal intenta ponerse a su altura con un bonito paseo de frondosos árboles, y el de La Antigua se deja abrazar por la muralla musulmana del oeste. 

El Castañarbosque cuajado de milenarios castaños, se yergue frente a la villa. Allí se encuentra la ermita de la Virgen del Castañar dueña y señora de Béjar. Agasajada por el pueblo entre los días 6 y 8 de septiembre con romería y diversos festejos taurinos en su antiquísima plaza de toros que data de 1.711. 

Como plato más típico se conoce "el Calderillo Agosteño", un guisado de carne de ternera morucha y patatas con verduras al que le acompañan como broche los empiñonados y huesecillos.


El casco antiguo se extiende desde la Plaza Mayor hasta la muralla con viejos palacios y casas solariegas blasonadas, con bellas arcadas, galerías, miradores y primorosas rejas.
En Béjar se construía  con sólida piedra hasta los cuatro pisos de altura.



La Plaza Mayor, ampliada en el siglo XVIII, aloja los edificios más emblemáticos; con el Ayuntamiento, obra de 1.739 destinada a ser cárcel y El Salvador, un templo del románico ojival.

Los duques reconstruyeron su primitiva residencia en el siglo XVI con un claro estilo plateresco; sus dos recias torres, la del Mirador y la de las Cadenas y sus escudos delatan su grandeza.




En los siglos XII y XIII sus pobladores levantaron las cuatro iglesias románicas que engalanan sus calles y plazuelas. El templo de Santiago, construido sobre un anterior templo visigodo y la iglesia de San Salvador son los de más solera.



La de San Juan Bautista conserva el ábside románico pero fue ampliada en el siglo XVI, conserva un soberbio artesonado mudéjar y hermosos altares laterales de estilo barroco.
Santa María la Mayor fue proyectada en el románico, tomó añadidos del gótico y en la segunda mitad del siglo XVI se llevó a cabo su tercera reforma. Entre sus tesoros destaca el retablo del altar mayor de la escuela renacentista castellana y un grupo escultórico de la Virgen de las Angustias del siglo XVII.

En la que fuera la iglesia de San Gil se ha habilitado el Museo de Mateo Hernández, destacado escultor nacido en la villa en 1.884, donde exhibe su obra con orgullo.


El término tiene 45, 9 K² y a 959 m de altitud. Su gentilicio es bejaranos o bejeranosLas tierras cultivadas, distribuidas en pequeñas propiedades son, principalmente de secano con cereales, leguminosas, olivar y viña; en tanto el regadío se destina a patatas, hortalizas y praderas.
Predomina la industria textil que se remonta a finales del siglo XIII, y que a partir del XIX se mecanizó.

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